Führer befiehl, wir folgen!

(«¡El capitán ordena, nosotros lo seguimos!»)

Nuestros ancestros siempre cultivaron y promovieron la salud en la humanidad. Salud es lo mismo que belleza, así que adoraban a los hombres y mujeres bellos que había entre ellos. Puede que para una mentalidad Judía depravada, perversa, híper-sexualizada y degenerada sea imposible comprender que un hombre pueda alabar la belleza masculina de otro hombre sin que detrás haya motivaciones sexuales o segundas intenciones. Es por esto que cuando defendemos el cuerpo masculino sano como un ideal para nuestros hombres, y cuando intentamos vernos lo mejor posible físicamente, somos acusados, por Judíos y aquéllos que han sucumbido ante su propaganda, de ser homosexuales. A su vez, cuando defendemos un cuerpo femenino saludable como un ideal, por alguna razón los Judíos lo ignoran, fijándose sólo en nuestro culto a la masculinidad. Tal vez quieran hacernos ver como homosexuales, o tanto más como “homosexuales encubiertos”.

No hay nada sexual en la sana admiración del hombre por los cuerpos masculinos saludables, así como tampoco hay algo sexual en tu admiración por, por ejemplo, un hermoso, grande y fuerte venado, parado con orgullo en la cima de una colina. Lo encuentras hermoso, pero no te sientes atraído sexualmente hacia él. Por supuesto que no. Si lo estuvieras, algo estaría claramente mal contigo; en la Antigüedad, si eras un hombre que sentía alguna atracción sexual hacia otro hombre, normalmente eras ejecutado. En la Antigua Europa, ¡la homosexualidad se castigaba con la muerte! Claro, alguien podría decir que no era igual en la Antigua Grecia y quizás tampoco en la Antigua Roma, pero yo digo categóricamente que es simplemente una mala interpretación; no comprenden el culto asexual a la masculinidad, la relación asexual que tenían un aprendiz y su maestro en la sana naturaleza de la Pagana mente Europea. También interpretan así las fuentes de manera intencional, y dicen los que dicen a modo de propaganda, para desmerecer a Europa y la cultura Europea. Después de todo, sólo son Judíos (reales o artificiales).

Los ideales Europeos para el hombre son, dicho de forma sencilla, saludables; ¡se supone que el cuerpo del hombre sea fuerte, simétrico, muscular, poderoso, ágil y resistente! Y este cuerpo debe motivar a niños y hombres para adquirir ellos mismos todas estas características, y también admirar y respetar a quienes han logrado este ideal. La atracción no es para nada sexual, sino que se relaciona con nuestros más sanos y naturales instintos; todos nacemos débiles, y necesitamos seguir el sendero de los fuertes para ser fuertes nosotros –y si queremos tener el derecho de sobrevivir, necesitamos hacernos fuertes.

La atracción sexual que algunos hombres sienten hacia otros hombres es simplemente enferma, es una avería de la mente y los instintos, y sólo puede ser vista como un medio que tiene la tribu para deshacerse de la fruta podrida. La naturaleza se ha asegurado de que no vayan a procrear, y estoy seguro de que es éste el propósito de esta atracción. Algo anda mal en ellos, así que a toda costa ¡no dejen que se reproduzcan!

¡Así que aferrémonos a la sana (o sea asexual) atracción de un hombre hacia otros hombres sanos, y expliquemos cómo es que esto resulta sano para nosotros! Hablemos de cómo podemos valernos de esto para nuestro provecho. Oh, y permítaseme usar a las SS como un ejemplo de cómo fue usado esto con el mismo objetivo en la Alemania de Hitler.

Las SS tenían uniformes muy atrayentes. Los hombres sanos que vestían esos uniformes se veían muy bien, y si no eran ya muy bien parecidos, seguramente lo serían más una vez que tuvieran puesto el uniforme. EL propósito que esto tenía era hacer que otros hombres quisieran seguirlos, ser como ellos y obedecerles.

¿Qué demonios puede hacerle pensar al Ejército Noruego que alguien querría recibir órdenes de de un tipo que se ve así?

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Joachim Peiper:

Joachim Peiper

Si, por ejemplo, miramos a Joachim Peiper, no sólo vemos a un hombre bien parecido vistiendo un genial uniforme; también nos veremos obligados a admitir que confiaríamos en él y en sus capacidades de liderazgo con tan solo mirarlo, y no sólo te sentirías seguro bajo su mando, ¡también darías lo mejor de ti para causarle una buena impresión y ganarte el derecho de pertenecer a su unidad! ¡Yo habría seguido a Peiper en batalla en cualquier momento, y me habría sentido tan orgulloso de llevar el nombre de su unidad en la manga de mi chaqueta que habría deseado fervientemente emprender cualquier misión suicida si él me lo hubiese ordenado! Habría muerto feliz, con el deseo de que él –ese increíblemente impresionante caballero que me guía- pensara bien de mí.

Así es como funciona: nosotros, los hombres, queremos que los hombres a quienes admiramos nos vean como personas geniales, queremos gustarles, y también su sola presencia puede ser suficiente para hacernos mejores.

Ahora bien, si los Judíos pueden hacernos pensar que eso es gay… entonces han arruinado en gran parte nuestra capacidad de liderar y de ser liderados por otros –porque todos sabemos que ser gay es enfermo (incluso los gays lo entienden). Y ¿qué seríamos capaces de hacer contra esos maníacos genocidas sin un buen liderazgo?

Lo que deberíamos hacer es aclararle esto a todos los otros guerreros Europeos, y asegurarnos de que nuestros futuros uniformes no sean menos sensacionales que los de las SS, para que quienes los vistan se sientan bien parecidos y bien consigo mismos. También, no sólo permitiremos el culto a la masculinidad, sino que lo cultivaremos activamente y lo fomentaremos férreamente –y esto resultará en que los jóvenes Europeos tengan un fuerte deseo de unirse a nuestras filas y podamos prevalecer! HailaR ÞunaR! HailaR WôðanaR!

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Título original: «Führer befiehl, wir folgen!»

Traducción de Pablo Lintz para Thulean Perspective

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